Ganglio linfático. HE (1). Humano. 2x. Panorámica de un ganglio linfático donde se aprecia en la periferia la corteza (C), intensamente basófila, y en el centro, más pálida, la médula (M). Por fuera del ganglio hay un ambiente rico en tejido adiposo.
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Ganglio linfático. HE (2). Humano. 4x. La corteza (C) del ganglio linfático es intensamente basófila debido a la alta concentración de linfocitos. En esta región se identifican unas estructuras ovoideas correspondientes a los folículos linfoides (F). Más profundamente se sitúa la médula (M), más pálida debido a la menor densidad de células que hay en los senos medulares (S). Las regiones más basófilas de la médula corresponden a los cordones medulares (flecha).
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Ganglio linfático. HE (3). Humano. 4x. En la corteza del ganglio linfático se identifican los folículos linfoides (F) como formaciones ovoideas con un centro pálido, el centro germinativo (asterisco). Más profundamente se sitúa la cortical profunda o paracorteza (PC). A la derecha se encuentra la médula del ganglio. (C: cápsula. V: vasos linfáticos aferentes).
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Ganglio linfático. HE (4). Humano. 10x. Región periférica de un ganglio linfático. Por fuera del ganglio hay abundante tejido adiposo (A) y próximo a la cápsula (flecha) se sitúa un vaso linfático aferente (L) repleto de linfa y con las válvulas cerradas (puntas de flecha). Inmediatamente por debajo de la cápsula se encuentra el seno subcapsular o marginal (flecha de doble punta) y algo más profundamente, un folículo linfoide (F) en la corteza, con un gran centro germinativo (CG).
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Ganglio linfático. HE (5). Humano. 10x. Folículo linfoide situado en la parte más periférica de la corteza del ganglio linfático. Posee un centro germinativo (CG) más pálido, donde se distingue la zona densa (D) y la zona clara (C). Rodeando al centro germinativo se encuentra la corona de linfocitos o zona del manto (M), siendo más ancha en la región que se orienta hacia el seno marginal (Sm), correspondiendo al casquete o cono (asterisco). (Flecha: cápsula. L: vaso linfático aferente).
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Ganglio linfático. HE (6). Humano. 10x. Corteza del ganglio linfático. Se observa un folículo linfoide con un centro germinativo más pálido donde se identifica una región más densa (D) y otra más pálida (asterisco). El centro germinativo está rodeado por la corona o zona del manto, que se ensancha para formar el casquete o cono en la región más próxima al seno marginal o subcapsular (Sm). De la superficie interna de la cápsula (C), surge una trabécula conjuntiva (flecha), acompañada por los senos peritrabeculares (Sp). (L: vaso linfático aferente).
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Ganglio linfático. HE (7). Humano. 20x. Inmediatamente por debajo de la cápsula (C) que cubre el ganglio, se sitúa el seno marginal o subcapsular (Sm). Es el lugar por donde circula en primer lugar la linfa por el interior del ganglio y presenta un aspecto más pálido. Revistiendo el seno y muy próximo al parénquima, se aprecian algunos núcleos alargados que corresponden a células reticuloendoteliales (flecha). En el espesor de la corteza se observa un folículo linfoide, territorio de linfocitos B, con su centro germinativo (G), la corona de linfocitos (asteriscos) o zona del manto y el cono o casquete (CS).
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Ganglio linfático. HE (8). Humano. 40x. Región más periférica del ganglio linfático, donde se identifica el seno marginal o subcapsular (flecha doble punta), situado inmediatamente por debajo de la cápsula (C) del ganglio. Delimitando el seno se encuentran las células reticuloendoteliales, de núcleo aplanado, que revisten la superficie interna de la cápsula (punta de flecha azul) y el límite del seno con el parénquima del ganglio linfático (punta de flecha roja). (Flecha: mitosis).
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Ganglio linfático. HE (9). Humano. 20x. Folículo linfoide en la corteza del ganglio linfático. Presenta una corona densa de linfocitos o zona del manto (Zm), que se ensancha hacia el seno marginal para formar el casquete o cono (flecha doble punta). La zona central más pálida corresponde al centro germinativo, donde se distingue una zona densa (D) (predominan los centroblastos) con abundantes mitosis, y una zona algo más pálida (P) (predominan los centrocitos) con menos mitosis. (Sm: seno marginal. Puntas de flecha: mitosis).
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Ganglio linfático. HE (10). Humano. 40x. Región densa del centro germinativo de un folículo linfoide, vista a gran aumento. En esta región predominan los centroblastos y son frecuentes las mitosis (flecha).
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Ganglio linfático. HE (11). Humano. 20x. En la cortical profunda se sitúan las vénulas de endotelio alto (flecha), que llaman la atención por poseer unas células endoteliales cúbicas y en la imagen se identifican por tener unos núcleos redondeados. En estas vénulas es donde los linfocitos circulantes se incorporan al ganglio linfático. (F: folículo linfoide).
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Ganglio linfático. HE (12). Humano. 40x. En la cortical profunda se sitúan las vénulas de endotelio alto (flecha), que se identifican por estar revestidas por células endoteliales cúbicas de núcleo redondeado. Es en estas vénulas donde los linfocitos, que circulan por la sangre, atraviesan la pared vascular y se incorporan al ganglio linfático. (F: folículo linfoide).
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Ganglio linfático. HE (13). Humano. 10x. Límite entre la corteza y la médula. La parte profunda de la corteza corresponde a la paracorteza (PC), territorio de linfocitos T, que se continúa con los cordones medulares (flecha), los cuales profundizan y se ramifican en la médula. Los espacios claros que hay entre los cordones corresponden a los senos medulares (asterisco) por donde circula la linfa.
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Ganglio linfático. HE (14). Humano. 10x. La médula del ganglio linfático está formada por los cordones medulares (C) y los senos medulares (asterisco). Los cordones están más teñidos por tener una mayor densidad de células. En ellos es donde se concentran las células plasmáticas, que se forman como consecuencia de la activación de los linfocitos B en los folículos linfoides de la corteza. Los senos medulares son más pálidos y tienen menor densidad celular. Por estos espacios circula la linfa en el interior del ganglio.
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Ganglio linfático. HE (15). Humano. 20x. La médula del ganglio linfático está formada por los cordones medulares (C), más teñidos por estar las células muy próximas entre sí, y por los senos medulares (S), más pálidos y con menor densidad celular. Por estos senos es por donde circula la linfa en el interior del ganglio linfático. En los senos medulares se observan células estrelladas (puntas de flecha) correspondientes a las células del tejido conjuntivo reticular.
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Ganglio linfático. HE (16). Humano. 40x. En la médula del ganglio linfático se identifican tres regiones: los cordones medulares (C), con una gran concentración de células; los senos medulares (S), más pálidos, con escasas células circulantes, en los que se observan con claridad las células reticulares (puntas de flecha) por su morfología estrellada; y las trabéculas conjuntivas (T).
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Ganglio linfático. HE (17). Humano. 4x. Región del hilio del ganglio linfático, donde se observa la entrada y salida de vasos sanguíneos (V), así como la salida de vasos linfáticos (L). (C: corteza; M: médula).
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (1). 4x. Panorámica de un ganglio linfático donde se pone de manifiesto su armazón conjuntivo, constituido principalmente por fibras reticulares. Las formaciones redondeadas que aparecen en la corteza corresponden a folículos linfoides (F), mientras que en la médula se identifican los cordones medulares (flecha) como regiones estrechas que presentan una mayor densidad de fibras reticulares. Entre los cordones se sitúan los senos medulares (asterisco). La cápsula del ganglio (C) en la superficie está más teñida por ser rica en fibras colágenas.
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (2). 10x. Región de la corteza donde se identifica la diferente disposición de las fibras reticulares del tejido conjuntivo reticular en el seno subcapsular (flecha de doble punta), en los folículos linfoides (F) y en el espacio interfolicular (asterisco).
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (3). 20x. En los folículos linfoides situados en la corteza del ganglio, con esta técnica, se aprecia una escasa cantidad de fibras reticulares en su interior. En la porción más superficial del ganglio se identifica el seno subcapsular o marginal (asterisco), situado inmediatamente por debajo de la cápsula (C), como un espacio pobre en fibras reticulares que atraviesan su luz. En las zonas donde se sitúa el parénquima del ganglio, la red de fibras reticulares es más tupida y densa.
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (4). 10x. Con esta técnica se puede observar la disposición del seno marginal o subcapsular (1), que se continúa con el seno peritrabecular o radial (2) para dirigirse hacia los senos medulares (3). Todos estos senos tienen su luz atravesada por escasas fibras reticulares, lo cual contrasta con la densidad de fibras que hay en las regiones de la corteza (C) y de la médula (M). (Flecha: cápsula).
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (5). 4x. En la médula del ganglio linfático, la mayor densidad de fibras reticulares se encuentra en los cordones medulares (flechas). Alrededor de estos cordones hay unos espacios con escasas fibras reticulares que corresponden a los senos medulares (asteriscos). En la médula también se identifican las trabéculas conjuntivas (puntas de flecha), habiendo en su interior vasos sanguíneos (V).
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (6). 10x. Mayor detalle de la médula, donde se aprecian los vasos sanguíneos (flechas) en el interior de las trabéculas conjuntivas. Rodeando a las trabéculas se encuentran los senos medulares, que aparecen como espacios atravesados por una delicada malla de fibras reticulares (puntas de flecha). En los cordones medulares (C) es donde hay una red más tupida de fibras reticulares.
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Ganglio linfático. Técnica argéntica (7). 40x. En la médula del ganglio linfático, entre las trabéculas conjuntivas (T) (con un vaso -V- en su interior) y los cordones medulares (C), siempre se interpone un seno medular (S) con escasas fibras reticulares (punta de flecha) atravesando su luz, por ser el espacio por donde circula la linfa en el interior del ganglio.
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Ganglio linfático. Azul Trypan (1). Rata. 2x. Ganglio linfático de una rata a la cual se le inyectó el colorante vital Azul Trypan (el ganglio se halla en el territorio de una glándula mamaria). Esta técnica permite detectar los macrófagos en el tejido conjuntivo y también en los ganglios linfáticos. Estos macrófagos se identifican porque contienen en su interior partículas azules que han fagocitado. Se ha empleado una tinción nuclear de color rojo (safranina) para que contraste el azul de las partículas fagocitadas con el rojo del núcleo.
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Ganglio linfático. Azul Trypan (2). Rata. 4x. Las partículas azules pequeñas que se observan tanto en la corteza (C) del ganglio como en la médula (M), corresponden a macrófagos cargados de Azul Trypan fagocitado. Fuera del ganglio también se identifican macrófagos que han fagocitado el Azul Trypan.
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Ganglio linfático. Azul Trypan. (3). Rata. 10x. En este ganglio la mayoría de los macrófagos cargados de Azul Trypan (flechas) están situados en la médula (M), siendo más escasos los que se localizan en la corteza. (Puntas de flecha: mastocitos).
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Ganglio linfático. Azul Trypan. (4). Rata. 40x. Límite entre la corteza (C) y la médula (M) visto a gran aumento. Se observan abundantes macrófagos (flecha) cargados de Azul Trypan. Son más numerosos en la médula que en la corteza. También se identifican células reticuloendoteliales (punta de flecha), que revisten los senos, con partículas azules en su interior, lo cual demuestra que son células con capacidad fagocitaria. (Asterisco: mastocito).
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Bazo. HE (1). Humano. 2x. A bajo aumento ya destaca la gruesa cápsula conjuntiva (C) que rodea al bazo. En el resto del corte se identifica la pulpa blanca (B) como formaciones generalmente redondeadas y basófilas, debido a la gran concentración de linfocitos que hay en ellas. El espacio que hay entre la pulpa blanca está ocupado por la pulpa roja (R). (T: trabécula conjuntiva).
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Bazo. HE (2). Humano. 4x. La gruesa cápsula que delimita el bazo se encuentra revestida por un epitelio plano simple (mesotelio: M). De la superficie interna de la cápsula surgen trabéculas (T) que profundizan y se ramifican en el interior del bazo. En la imagen se identifican dos folículos linfoides (F) pertenecientes a la pulpa blanca, el resto corresponde a la pulpa roja.
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Bazo. HE (3). Humano. 10x. En la periferia del bazo se aprecia la gruesa cápsula (C) conjuntiva que lo rodea, la cual se encuentra revestida por un mesotelio (flecha) perteneciente al peritoneo. Desde la superficie interna de la cápsula surgen trabéculas conjuntivas (T) que se ramifican. En la pulpa roja se identifican tanto senos venosos (puntas de flecha) como cordones esplénicos o de Billroth (flechas de doble punta).
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Bazo. HE (4). Humano. 10x. Los folículos linfoides del bazo, como en otros órganos linfoides, presentan un centro germinativo (CG) y una corona de linfocitos (CL) o zona del manto. Lo que es característico y único en el bazo es la relación del folículo con la arteria centrofolicular (flecha). (VP: vena de la pulpa. T: trabécula conjuntiva).
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Bazo. HE (5). Humano. 10x. Folículo linfoide del bazo con un centro germinativo (CG) muy desarrollado, rodeado por la corona de linfocitos (CL) o zona del manto, y la arteria centrofolicular (flecha). Es territorio de activación de linfocitos B.
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Bazo. HE (6). Humano. 20x. Los folículos linfoides en el bazo se caracterizan por relacionarse con una arteria llamada centrofolicular (flecha) que, a pesar de su denominación, nunca se encuentra en el centro del folículo sino en una posición excéntrica. (CG: centro germinativo. CL: corona de linfocitos).
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Bazo. HE (7). Humano. 10x. Ramificación de una arteria de la pulpa, rodeada por la vaina linfática periarterial (asterisco) o PALS (del inglés PeriArterial Lymphatic Sheath), territorio de linfocitos T. (FL: folículo linfoide).
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Bazo. HE (8). Humano. 20x. Ramificación de una arteria penicilada (AP). Se aprecia la bifurcación de la arteria (flechas), las cuales aparecen en la imagen seccionadas tangencialmente. Alrededor de cada una de ellas se concentran linfocitos.
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Bazo. HE (9). Humano. 20x. Sección transversal de dos arterias peniciladas (flechas). Se reconocen como arterias peniciladas por la proximidad que hay entre ambos vasos, debido a la manera que tienen de ramificarse: surgen varias ramas desde un punto como si fuese un pincel. Alrededor de cada una de ellas se concentran linfocitos.
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Bazo. HE (10). Humano. 40x. Sección transversal de cuatro arterias peniciladas (AP). Se reconocen como arterias peniciladas por la proximidad que hay entre estos vasos, debido a la manera que tienen de ramificarse, surgiendo varias ramas desde un punto como si fuesen un pincel. Alrededor de cada una de ellas se concentran linfocitos.
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Bazo. HE (11). Humano. 20x. En las regiones más periféricas de la pulpa roja del bazo, próximas a la cápsula (C), se identifican mejor los senos venosos del bazo (flechas) al tener menor contenido de sangre en su interior. Entre los senos venosos se sitúan los cordones esplénicos o de Billroth (flecha de doble punta). (Puntas de flecha: células mesoteliales).
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Bazo. HE (12). Humano. 20x. Senos venosos (flechas) en la parte periférica del bazo. Los espacios que hay entre los senos, están ocupados por los cordones esplénicos (asteriscos). En la imagen se observan dos capilares envainados (puntas de flecha) seccionados tangencialmente. (C: cápsula conjuntiva).
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Bazo. HE (13). Humano. 20x. Los cordones esplénicos o de Billroth (asteriscos) rellenan los espacios que hay entre los senos venosos (flechas). El punteado negruzco que se aprecia en la imagen, corresponde sobre todo a pigmento férrico en el interior de macrófagos, consecuencia de la destrucción de los hematíes en el bazo.
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Bazo. HE (14). Humano. 10x. Desembocadura de una vena de la pulpa (VP) en una vena trabecular (VT) de pared fina. Llama la atención la abundancia de leucocitos en la sangre venosa, lo que indica la gran cantidad de células sanguíneas que se incorporan a la sangre en su paso por el bazo. (T: trabécula conjuntiva).
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Bazo. HE (15). Humano. 4x. Sección transversal de una gruesa trabécula conjuntiva que contiene una arteria (A) y una vena (V) trabeculares. Comparando el contenido de ambos vasos, llama la atención la gran cantidad de leucocitos presentes en la vena, lo cual significa que hay una incorporación importante de leucocitos hacia la sangre en el bazo. (F: folículos linfoides; R: pulpa roja).
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Bazo. HE (16). Humano. 40x. Capilares envainados (flechas) situados en el espesor de la pulpa roja. Se observan sus diminutas luces rodeadas por macrófagos y linfocitos. (Asterisco: arteria penicilada).
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Bazo. HE (17). Humano. 40x. Sección transversal de un capilar envainado (flecha). Presenta una luz muy estrecha y está rodeado por macrófagos y linfocitos.
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Bazo. Técnica argéntica (1). Humano. 2x. A bajo aumento, con una técnica argéntica para demostrar fibras reticulares, destaca la tinción oscura de la cápsula (C) en la superficie del bazo y de las trabéculas (T) en el interior. En los espacios que hay entre cápsula y trabéculas se dispone la trama de fibras reticulares, componente principal del estroma del bazo. Las formaciones redondeadas más oscuras corresponden a la pulpa blanca (B). (R: pulpa roja)
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Bazo. Técnica argéntica (2). Humano. 4x. En el centro de la imagen se encuentra una trabécula conjuntiva seccionada transversalmente, albergando en su interior dos espacios amplios correspondientes a vasos trabeculares (V). Alrededor de la trabécula hay componentes de la pulpa blanca (B) y de la pulpa roja (R).
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Bazo. Técnica argéntica (3). Humano. 10x. Los folículos linfoides (F) contienen escasa cantidad de fibras reticulares en su interior. La flecha señala la zona donde se encuentra la arteria centrofolicular, existiendo una densificación de fibras reticulares a su alrededor. (T: trabécula conjuntiva).
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Bazo. Técnica argéntica (4). Humano. 20x. Vaina linfática periarterial en relación con dos arterias centrofoliculares (flechas). En el interior de la vaina linfática hay escasas fibras reticulares, como es habitual en la pulpa blanca. En la zona marginal (flecha de doble punta) se observa una densificación de fibras reticulares.
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Bazo. Técnica argéntica (5). Humano. 10x. Las fibras reticulares en la pulpa roja están situadas en los cordones esplénicos o de Billroth (flechas) formando una malla relativamente compacta. Entre estos cordones se encuentran unos espacios carentes de fibras, que corresponden a las luces de los senos venosos (asterisco). (B: pulpa blanca. T: trabécula conjuntiva).
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Bazo. Técnica argéntica (6). Humano. 20x. En los cordones esplénicos de la pulpa roja es donde se sitúa la malla de fibras reticulares (flechas). Entre estos cordones se encuentran los senos venosos (asteriscos), los cuales son espacios vasculares sanguíneos y, por tanto, carecen de fibras en su interior.
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Bazo. Técnica argéntica (7). Humano. 40x. En los cordones esplénicos, las fibras reticulares más alejadas de los senos venosos (asteriscos) se hallan formando una típica malla tridimensional. Mientras, las que se sitúan adyacentes a la luz de dichos senos son fibras más estrechas que, al rodearlos y ser seccionadas transversalmente, se muestran como finos puntos (puntas de flecha).
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Bazo. Técnica argéntica (8). Humano. 100x. Sección longitudinal de un seno venoso (asterisco), acompañado de un cordón esplénico (flecha) que es donde se encuentra la malla de fibras reticulares. Las finas fibras reticulares más próximas a la pared del seno venoso aparecen como pequeños puntos (puntas de flecha), dado que se disponen perpendicularmente con respecto al eje longitudinal del seno y poseen menor calibre que las fibras del cordón.
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Bazo. Técnica argéntica (9). Humano. 100x. Sección transversal de senos venosos (S). Su pared está delimitada por finas fibras reticulares (puntas de flecha). Entre los senos hay una malla de fibras reticulares más gruesas que pertenecen a los cordones esplénicos o de Billroth (asteriscos).
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Bazo. Fosfatasa ácida (1). Rata. 2x. Panorámica. La técnica histoquímica para fosfatasa ácida permite demostrar la presencia de los lisosomas en los macrófagos, y pone de manifiesto la abundancia de este tipo celular en la pulpa roja (R), contrastando con los pocos que hay en la pulpa blanca (B) la cual aparece en la imagen con un aspecto más pálido.
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Bazo. Fosfatasa ácida (2). Rata. 4x. En la pulpa blanca la cantidad de macrófagos, marcados con la técnica de la fosfatasa ácida, es mucho menor en comparación con la de la pulpa roja. Los huecos redondeados o alargados corresponden a luces vasculares (asteriscos), aparecen vacíos, sin contenido, debido a que el órgano se ha fijado por perfusión.
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Bazo. Fosfatasa ácida (3). Rata. 10x. En la pulpa blanca (B) se observa una escasa cantidad de macrófagos en comparación con la de la pulpa roja (R), donde son muy abundantes. (V: vasos sanguíneos vacíos, debido a la técnica de fijación).
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Bazo. Fosfatasa ácida (4). Rata. 20x. Detalle del límite entre pulpa blanca (B) y roja (R). En la pulpa roja se demuestra una mayor actividad macrofágica debido al elevado número de elementos de este tipo celular.
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Timo. HE (1). Humano. 2x. El timo en edades tempranas está organizado en lobulillos, separados por tabiques conjuntivos relativamente estrechos, ricos en tejido adiposo y vasos sanguíneos. Aunque a primera vista da la impresión de que los lobulillos son independientes, en la zona central de la imagen se aprecia cómo están interconectados unos con otros. En cada lobulillo se identifica una corteza periférica muy basófila, y una médula en el centro menos basófila.
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Timo. HE (2). Humano. 4x. En los lobulillos tímicos se identifica una corteza (C) muy basófila, debido a la gran densidad de células precursoras de linfocitos, y una médula (M) que, por presentar una menor densidad de células, la apetencia tintorial es menor. Entre los lobulillos hay espacios conjuntivos con abundante tejido adiposo (asterisco), el cual tiende a ser más abundante según avanza la edad.
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Timo. HE (3). Humano. 10x. El timo, y por tanto cada lobulillo, se encuentra envuelto por una cápsula conjuntiva (flecha). En el interior del lobulillo se identifica una corteza (C), muy basófila debido a que está formada por células de núcleo denso y escaso citoplasma, que hace que los núcleos se sitúen muy próximos unos a otros. En la médula (M), la mayoría de las células poseen un citoplasma más amplio y los núcleos son menos densos, por lo que presenta una tinción más pálida si se compara con la de la corteza. Las formaciones redondeadas de la médula corresponden a los corpúsculos de Hassall (puntas de flecha).
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Timo. HE (4). Humano. 20x. La mayoría de las células que se sitúan en la corteza tienen la morfología de un linfocito, con núcleo denso y escaso citoplasma. En realidad son precursores de linfocitos denominados timocitos, siendo responsables de la intensa basofilia de la corteza. Entre los timocitos se observan unos espacios más pálidos, lugares donde se encuentran los somas de células epiteliorreticulares (flechas) y los capilares sanguíneos (puntas de flecha). (M: médula. H: corpúsculo de Hassall).
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Timo. HE (5). Humano. 40x. Corteza del timo vista a gran aumento. Los núcleos pequeños y densos, los más abundantes, corresponden a timocitos. Entre ellos se observan otros más grandes y de cromatina laxa que pertenecen a células epiteliorreticulares (flecha azul). También se observan mitosis (flechas rojas), células apoptóticas (punta de flecha azul) y macrófagos (punta de flecha roja). Asimismo se ven capilares sanguíneos (C), el único tipo de vaso que hay en la corteza.
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Timo. HE (6). Humano. 20x. Tanto en la corteza (C) como en la médula (M) del timo se observan capilares sanguíneos (puntas de flecha) relativamente abundantes. Los capilares de la corteza son continuos y funcionalmente son responsables de la barrera hemato-tímica, mientras que en la médula son fenestrados y no tienen propiedades de barrera. (H: corpúsculo de Hassall).
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Timo. HE (7). Humano. 40x. Capilares sanguíneos (flecha azul) en la corteza del timo seccionados longitudinalmente, alguno de ellos bifurcándose (asterisco). Estos capilares son continuos y tienen la propiedad de ser responsables de la barrera hemato-tímica. En la corteza se identifican, además, somas de células epiteliorreticulares (flecha roja), mitosis (punta de flecha roja) y macrófagos (punta de flecha azul). (M: médula).
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Timo. HE (8). Humano. 100x. Corte longitudinal de un capilar en la corteza del timo visto a gran aumento. Se identifican los núcleos alargados de las células endoteliales (punta de flecha) y los hematíes en la luz vascular. Estos capilares de la corteza tienen la propiedad de barrera, siendo responsables de la barrera hematotímica. (Flechas: células epiteliorreticulares).
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Timo. HE (9). Humano. 20x. En la médula del timo la cantidad de linfocitos es menor respecto a la de la corteza. Proporcionalmente hay una mayor cantidad de células epiteliorreticulares, de citoplasma amplio que hace que los núcleos se alejen unos de otros y, por tanto, la apetencia tintorial de la médula sea de menor basofilia. En la médula se sitúan los corpúsculos de Hassall (H), formaciones redondeadas de tamaños muy variados, constituidas por células epiteliorreticulares dispuestas en capas concéntricas. En ocasiones se pueden concentrar leucocitos (flecha) en el interior de estos corpúsculos.
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Timo. HE (10). Humano. 40x. Los corpúsculos de Hassall (H) siempre se sitúan en la médula del timo. Son estructuras grandes, redondeadas, formadas por células epiteliorreticulares dispuestas en capas concéntricas, en ocasiones alrededor de un centro queratinizado eosinófilo (punta de flecha) como el que se observa en la imagen. En la médula se identifican los somas de células epiteliorreticulares (flechas) por poseer núcleos grandes de cromatina laxa y citoplasmas pálidos. (C: corteza).
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Timo. HE (11). Humano. 40x. Corpúsculos de Hassall en la médula del timo. Estos corpúsculos tienen una morfología muy variada, aunque tienen en común el estar formados por células epiteliorreticulares dispuestas en capas concéntricas. En la región central de estas estructuras se pueden identificar gránulos de queratohialina (punta de flecha), zonas de queratinización (asterisco), calcificaciones o acumulaciones de leucocitos (flecha).
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Timo. HE (12). Humano. 40x. Corpúsculo de Hassall en la medular del timo visto a gran aumento. En el centro del corpúsculo hay una masa eosinófila (flecha), consecuencia de los fenómenos de queratinización que sufren las células epiteliorreticulares aplanadas que se disponen a su alrededor en capas concéntricas. Estas células contienen en su citoplasma pequeñas granulaciones basófilas correspondientes a gránulos de queratohialina (punta de flecha).
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Timo involucionado. HE (1). Timo adulto, donde los lobulillos han sufrido fenómenos de involución. Cada lobulillo reduce drásticamente su tamaño, quedando un vestigio en forma de estrecho cordón celular (flecha). Los espacios que van dejando los lobulillos se rellenan por tejido adiposo (asterisco).
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Timo involucionado. HE (2). 10x. Lobulillos del timo que han involucionado. Fundamentalmente se produce un estrechamiento importante de la corteza y en menor proporción de la médula. Como restos de corteza (flechas) queda una estrecha banda de células en la zona periférica de los lobulillos remanentes, y por fuera se sitúa la cápsula (punta de flecha). El espacio que hay entre los restos de lobulillos, está ocupado por tejido adiposo (asterisco).
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Timo involución. HE (3). 20x. Lobulillo del timo involucionado. En el adulto, cuando involucionan los lobulillos, la corteza prácticamente se agota de aportar nuevos linfocitos y quedan restos celulares, que en la imagen se limitan a una banda basófila periférica del espesor de dos células. En los restos de la médula se observan células de citoplasma amplio y ligeramente eosinófilo. Entre estas células se identifican vasos sanguíneos (flechas). Por fuera de los restos del lobulillo aparecen numerosos leucocitos (puntas de flecha) y algunos mastocitos.
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Timo involución. HE (4). 40x. Restos de un lobulillo tímico involucionado en el adulto. La corteza se limita a una región periférica basófila y estrecha. En la zona central se observan células de citoplasma eosinófilo, que posiblemente correspondan a células epiteliorreticulares (puntas de flecha). Por fuera y en la vecindad de los restos lobulillares, hay abundantes leucocitos (flechas) y algunos mastocitos inmersos en el tejido adiposo blanco que ocupa el espacio que hay entre los lobulillos.
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